…que Dios no es siempre el mejor amigo del guionista en apuros.
David Muñoz
Nota: por problemas ajenos a mi voluntad (en serio), la segunda parte de la entrada de la semana pasada no estará lista hasta dentro de unas semanas.
Una reflexión sobre algunos usos recientes del Deus Ex Machina en el cine y los problemas que provoca.
Mientras estamos escribiendo, muchos guionistas dibujamos esquemas de este tipo:
El esquema que he escaneado lo he “dibujado” esta misma mañana en una reunión con los guionistas de la serie en la que estoy trabajando mientras escaletábamos de nuevo el primer capítulo. La línea horizontal larga representa la duración total del capítulo y la trama principal; la línea horizontal más corta de arriba es una subtrama, y las rayas verticales indican donde están más o menos colocados los sucesos más importantes del episodio. De esta manera a mí me resulta más fácil ver si el capítulo tiene bastante “chicha” o no como para mantener el interés del espectador durante ochenta minutos que mirando una escaleta o usando tarjetitas o “post it”. Aunque supongo que cada guionista – o grupo de guionistas- usará un método diferente, este es uno de los que mejor suele funcionarme a mí.
Pero como esta entrada no va sobre métodos de trabajo, dejo ahí la explicación sobre mis esquemas.
De lo que quiero hablar es de lo que probablemente más cuesta cuando nos ponemos a escribir: inventar la manera de conectar de forma lógica esas rayas verticales, de crear una manera de llegar del punto A al B sin que el espectador sienta que estamos haciendo trampas (al traicionar las reglas que rigen el universo de nuestra historia; esas que hemos “plantado” en el primer acto) o que le estamos tomando el pelo (empleando soluciones inverosímiles o ajenas a la lógica de los acontecimientos narrados).
Porque cuando se hacen las cosas mal, el espectador siente (aunque no lo conozca con ese nombre) que el guionista está empleando el truco conocido como “Deus Ex Machina”.
En la Wikipedia lo definen la siguiente manera: “Deus ex machina es una expresión latina que significa «dios surgido de la máquina», traducción de la expresión griega «απò μηχανῆς θεóς» (apò mēchanḗs theós). Se origina en el teatro griego y romano, cuando una grúa (machina) introduce una deidad (deus) proveniente de fuera del escenario para resolver una situación”.
También se dice:
“Actualmente es utilizada para referirse a un elemento externo que resuelve una historia sin seguir su lógica interna. Desde el punto de vista de la estructura de un guión, “Deus ex Machina” hace referencia a cualquier evento cuya causa viene impuesta por necesidades del propio guión, a fin de que mantenga lo que se espera de él desde un punto de vista del interés, de la comercialidad, de la estética o de cualquier otro factor, incurriendo en una falta de coherencia interna”.
Y, por último:
“Una de las formas de evitarlo es recurriendo al planting y al pay off (climax de una narrativa o una secuencia de eventos)”.
O sea, intentando que los giros más importantes de la historia lleguen de forma que resulte más o menos natural o lógica. Para que, además de sorprendentes, resulten inevitables.
Al espectador siempre le molesta el uso del Deus Ex Machina. El espectador de cine y televisión siempre es ateo. Sólo cree en “Dios” si su existencia se ha demostrado de forma fehaciente en el primer acto de la película; si la deidad pertenece al mundo de la historia casi desde su mismo planteamiento.
Pero hay muchas veces en que resulta más difícil detectar la presencia de Dios. Hay algo que nos preocupa… pero no sabemos exactamente qué es. Y a mí son esas ocasiones en las que “casi, casi….” está a punto de colar las que me molestan como espectador. Especialmente cuando se usa para resolver el conflicto más importante de un personaje, el dilema particular que le activa y le mantiene en marcha en pos de un objetivo durante toda la película.
Los dos ejemplos más recientes de “casi, pero no” que recuerdo ahora mismo se dan en las películas 2012 de Roland Emmerich, con guión del director y Harald Kloser, y An Education, dirigida por Lone Scherfig y escrita por el novelista Nick Hornby a partir de las memorias de Lynn Barber.
Ah, si tenéis interés en ver alguna de estas dos películas y queréis que os sorprendan los giros de sus tramas, más vale que no sigáis leyendo.
En 2012, el protagonista de la película, Jackson Curtis (interpretado por John Cusack), además de sobrevivir al apocalipsis que está destruyendo la Tierra, desea recuperar el amor de su ex mujer, Kate (Amanda Peet), que en el momento en el que arranca la película mantiene una relación con Gordon (Tom McCarthy, que por cierto además de actor es director y guionista). En cuanto el mundo comienza a reventar, Jackson acude al rescate de su ex y de sus hijos y los arrastra con él en su intento de alcanzar el “Arca de Noé” que les permitirá salvar la vida cuando las aguas cubran totalmente el planeta. Durante el transcurso de la peripecia, descubrimos que Gordon no es el capullo despreciable que cabría esperar sino un tipo en realidad bastante majo e incluso hasta mejor padre de lo que jamás lo sería Jackson. Éste también tiene sus virtudes, como el amor incondicional que siente por su familia, pero el día a día se le da… pongamos que regular. Sin embargo, Jackson es el protagonista, y estamos en una película muy cara cuyo objetivo es agradar a cuanto más público mejor. Y todos asumimos que en una historia de este tipo (no sé sin con razón) la audiencia espera que el protagonista consiga todo lo que desea, y por supuesto, entre ese “todo” se encuentra recuperar a “la chica”.
Pero… ¿a quién va a elegir Kate? Porque de eso se trata, de que Kate tome una decisión. Pues yo juraría que a Gordon, porque una vez la familia sobreviva al desastre y vuelvan a tener que vivir una vida medio normal, Kate sabe que es mucho mejor padre que Jackson (lo sabe hasta su hijo, como se ve en una de las escenas).
Pero como eso no puede ocurrir, Gordon muere cuando quedan pocos minutos para que la película termine. Y lo hace de una forma bastante accidental, que no sirve para nada más en la historia salvo para que los guionistas se libren de un problema que no han sido capaces de resolver mejor de otra manera.
A Gordon lo ha matado Dios.
Y Kate no tiene más remedio que quedarse con Jackson.
An education transcurre en los años 60 en Inglaterra. La protagonista, Jenny (Carey Mulligan) es una adolescente de clase baja bastante modosita que se enamora de un vividor de veintitantos años llamado David (Peter Sarsgaard) que parece manejar bastante dinero. Jenny, que hasta ese momento lo único que ha hecho en su vida es estudiar y tiene pinta de ser bastante sosaina, se está preparando para ingresar en la universidad cuando David aparece en su vida. Rápidamente, David seduce no solo a Jenny sino a sus inocentes padres, y consigue que estos le concedan permiso para pasar más y más tiempo con ella. David le muestra a Jenny una forma de vida con la que nunca habría podido haber soñado, en la que las cenas en restaurantes de lujo, las fiestas con glamour, los vestidos caros y los viajes a París son algo habitual. Y claro, Jenny deja de lado sus estudios. Aunque Jenny acaba descubriendo que David tiene ese nivel de vida porque es un chorizo que trafica con obras de arte que roba por la campiña inglesa, quitándoselas a viejas desprevenidas, no parece importarle demasiado. Cuando el simpático caradura le propone casarse con ella, Jenny acepta.
Pero, esta es una película que quiere comunica un mensaje a “la juventú”: estudiar es bueno, porque te permite vivir una vida mejor de la que podrías vivir de no hacerlo si eres de clase baja y encima mujer, sobre todo en aquella época. De hecho, entonces era la única manera de que pudieras llegar a ser más o menos independiente y no tener que depender absolutamente de un tío. Justo a lo que va renunciar Jenny al aceptar casarse con David.
Asi que el punto “B” de la historia debe ser que Jenny vaya a la universidad.
Sin embargo… ¿cómo llegar hasta ahí de forma natural cuando tienes una protagonista a la que los estudios en realidad parecen no importarle un pimiento (no siente pasión ninguna por nada de lo que estudia), que no echa de menos en absoluto ser independiente y que más bien parece del todo feliz con la vida que le ofrece David?
Pues…
…para eso está Dios, hombre.
Más o menos el final del segundo acto, Jenny descubre de forma bastante rocambolesca unas cartas que el de pronto torpísimo David conserva en la guantera de su coche. Y esa correspondencia demuestra que está casado. Decepcionada, Jenny abandona a David y retoma los estudios gracias a una profesora enrollada que la ayuda a preparar sus exámenes cuando es expulsada del centro donde estudiaba.
Vamos, que la impresión que da la película es que Jenny ha vuelto a estudiar porque no le ha quedado más remedio. Ella no toma esa decisión… las fuerzas sobrenaturales que gobiernan el mundo del guión la toman por ella. Es muy fácil imaginar que de no haber estado casado David, Jenny habría contraído matrimonio con él y que incluso podrían haber llegado a ser felices durante muchos años.
Y como espectador, no solo no te crees nada sino que además no te importa. Porque podría haber ocurrido o no y también porque se nota demasiado “la mano” del guionista, que no ha sabido convertir el clímax de la película en ese momento sorprendente pero inevitable del que hablaba antes.
Encima, la película proporciona más argumentos a favor de que Jenny deje los estudios que a favor. Por Ej. en una escena con la directora de su instituto, interpretada por Emma Thompson (que cuantos años tiene más carismática me parece), queda claro que incluso aunque fuera licenciada, en esa época una mujer tenía muy pocas opciones laborales una vez terminaba sus estudios: dedicarse a la enseñanza o ser funcionaria. Visto así, o te atraía una de esas dos alternativas o no tenía mucho sentido sacar una carrera.
Pero claro, es que Jenny en realidad no quiere nada, es un lienzo en blanco.
Es lo que tiene en común con Kate, de 2012. Son personajes que en teoría permiten casi cualquier giro argumental porque en ningún momento llega a quedar claro que es lo que desean realmente.
Algunos diréis, “pero es que la vida es así”, una sucesión de hechos entre los que no existe relación de causa y efecto. Y sí, la vida es así. Pero estas películas no cuentan la vida, cuentan una historia. Y en las historias, especialmente cuando responden al patrón “parábola moralizante” que parece dominar el 90% de la ficción contemporánea (y las nominaciones a los Oscar, salvo excepciones como la magnífica The Hurt Locker), las cosas encajan y tienen sentido. Sí que existe esa relación de causa y efecto.
Entonces… ¿por qué han hecho así las cosas los guionistas de estas dos películas?
¿Por qué no saben? ¿Por qué no han querido?
Si nos damos cuenta nosotros de que tienen un problema… ¿cómo es posible que no se hayan dado cuenta ellos?
Antes de lanzarnos a opinar, partamos de un presupuesto muy sencillo. Estamos hablando de gente que tiene mucha experiencia y que hace lo que hace de forma totalmente consciente. Es fácil pensar –sobre todo cuando no se ha hecho nada (¡que fácil es mirar los toros desde la barrera!)- que uno sabe más que el 90% de los directores y los guionistas de las películas que ve, creer que uno lo haría mucho mejor si le dejaran y que es mucho, pero mucho más listo que todos ellos. Pero en mi experiencia, ese no suele ser el caso. Hay gente muy lista haciendo películas que sin embargo de vez en cuando se mete en líos de los que no es capaz de salir por razones que no tienen que ver con lo bien o lo mal que dominen su oficio.
Y en este caso, sospecho que ambos equipos han metido la pata víctimas de un síndrome que afecta a muchos guionistas hoy en día: “el anti maniqueísmo”. O sea, intentar contar una historia maniquea utilizando herramientas no maniqueas. Vamos, que se han pasado de listos.
Veamos si consigo explicarme.
Lo fácil (y útil) en 2012 habría sido convertir a Gordon en un gilipollas integral. Así, su muerte habría sido recibida con aplausos por la chavalería (como en aquellas míticas sesiones dobles de los cines de barrio de mi infancia) y nadie hubiera tenido duda alguna de que Kate toma la decisión correcta al volver con Jackson (porque esa es otra… no queda nada claro que la muerte de Jackson implique necesariamente que Kate deba o pueda volver con Jackson…. pero bueno, lo dejaremos pasar por ahora).
Y en An Education… ¿qué habría costado darle algún defectillo a David que molestara a Jenny? ¿Habría sido tan difícil que a ella le molestara por Ej. convertirse en un florero andante como la novia del mejor amigo de David, con los que la pareja protagonista pasa tanto tiempo en la película? O, no sé… ¿convencernos de que al elegir a David Jenny está renunciando a algo que le importa (su futura independencia; sus estudios) y no que le es indiferente?
Pero, en ambos casos los guionistas eligieron complicarse la vida y no ponérselo fácil… saboteando su tercer acto al forzar a la historia y a los personajes a llegar al punto B de una forma que rechina pese a la intervención divina (aunque yo estoy juzgando la película tal y cómo se estrenó, vete a saber sin se rodaron escenas abandonadas en la sala de montaje que nos harían ver todo esto de otra manera).
Esto no quiere decir que Emmerich, Hornby y los demás sean malos guionistas. Solo que han intentado hacer algo que probablemente no se puede hacer. Todos hemos estado ahí en algún momento de nuestras carreras. Y seguro que volveremos a estarlo. Tenemos que llegar a B como sea y no hay manera de hacerlo sin que “cante”, así que empleamos la solución menos mala esperando que el espectador no se de cuenta de lo que está pasando, que no se de cuenta de que el mago tenía la carta elegida oculta desde el principio del número en la manga de su chaqueta*.
Pensando en todos estos temas, y, haciendo un poco de gimnasia mental guionística, que siempre viene bien, reconozco que me pasé unos días pensando en cómo pueden solucionarse estos problemas sin emplear descarados “Deus Ex Machina”. Pero después de darle muchísimas vueltas a la única conclusión válida que llegué es a que los finales creíbles son aquellos que se encuentran implícitos en la caracterización inicial de los personajes, especialmente en la forma en la que se relacionan con el mundo que les rodea, ese que se va a ver alterado profundamente por la irrupción del detonante de la historia.
Pero como de todo eso voy a hablar con más detalle en la entrada de la semana que viene, de momento lo dejo aquí.
Aunque para terminar y de paso explicar de lo que NO voy a hablar la próxima semana, no puedo resistirme a citar un diálogo de uno de los últimos capítulos de Lost, una serie que vive instalada en el perpetuo Deus Ex Machina. No voy a decir de quién es cada frase para no estropearos el episodio a los que aún no lo hayáis visto. La situación es la siguiente. Dos personajes (1 y 2) se encuentran con un tercero (3) en mitad de la selva. 1 y 2 están buscando un templo.
1: ¿De dónde sales tú?
3: No me creerías si te lo dijera.
1: Ponme a prueba.
3: Aún no. Si quieres ir al templo, es por aquí.
3 se va sin esperarles.
¡Y 1 y 2 le siguen!
Ahora, traduzcamos esta escena a “idioma guionistíco”.
1: ¿De dónde sales tú?
2: No te lo puedo decir porque si lo hiciera estropearía la sorpresa que os vais a llevar al final del capítulo. Y yo solo soy el Deus Ex Machina que mantiene la trama en marcha.
1: Ponme a prueba. Vamos, que no parezca que soy tonto del culo y me trago todo lo que me cuentan sin rechistar.
3: Aún no. Que no hombre, que no puedo. Ten paciencia, que solo estamos en el minuto 11.
Y, aunque 1 y 2 tienen todas las razones del mundo para desconfiar de 3 y pensar que puede estar conduciéndoles a una trampa, van tras él. Son marionetas cuyos hilos mueve un caprichoso Dios guionista.
Pues bien, cuando digo que el secreto para justificar giros sorprendentes está en los personajes… no me refiero a transformarlos en idiotas.
La semana que viene, más.
*Una solución interesante de este tipo de situaciones se produce en Superman Returns.
Superman vuelve a la Tierra después de pasar varios años vagando por el espacio y se encuentra con que su novia, Lois Lane, tiene otra pareja y que éste parece ser un tipo bastante majo. Pues bien, lo que ocurre al final es que Superman se queda solo flotando por el espacio, entregado a su vida de superhéroe y renunciando al amor de su vida. El novio de Lois ni muere ni resulta ser de pronto un mentiroso que todavía está casado con otra. Desde luego es coherente. Pero lo mismo tuvo algo que ver con que para muchos la película no llegara a funcionar del todo bien. A mí me gustó ese final, pero va totalmente a la contra de la fantasía romántica al uso sobre la que se construyen las relaciones sentimentales de la mayor parte del cine comercial.
Mumble mumble… ¿el Deux ex machina siempre es malo per se? ¿Algún ejemplo donde sea justificable y hasta agradecible?
Es bueno cuando se asume como lo que es… como el mítico final de “Poderosa Afrodita” de Woody Allen con el coche (en vez del carro) cayendo del cielo… o bueno, en realidad hay veces en que no es bueno ni malo y simplemente hay que usarlo porque no te queda otra.
¡Qué artículo tan bueno! Estoy de acuerdo en su totalidad, excepto en la calificación de magnífica para The Hurt Locker pero eso es otro debate ;-)
Hay algo que nos lleva irremisiblemente al Deux Ex Machina en el cine actual y que tú has apuntado levemente, cada vez tenemos menos personajes y más arquetipos y peor aún, esos malabarismos argumentales están absolutamente asimilados en las historias, tanto que estoy seguro que muchos espectadores los consideran normales y que posiblemente no entiendan que no muera el marido de Lois Lane.
Otro ejemplo maravilloso, demasiado obvio, es la elección final de Ilsa, empujada por Rick en Casablanca. A priori una mala elección para el espectador pero que engrandece para siempre al personaje de Rick y convierte a la película en innolvidable.
Excelente post, como siempre. Por cierto, ¿el “Avatar” de Cameron no está a punto de rozar también el Deux Ex Machina?
Pues sí lo roza, sí… hombre, está más o menos justificado, pero es un poco demasiado casual todo lo que consigue hacer el prota que no ha conseguido desde hace no sé cuánto ninguno de los habitantes de Pandora…
Pero para eso están las profecías y los elegidos….
Grande, David.
El dibujito de inicio, además, me ha alegrado el día. Tengo ahora mismo 4 ó 5 folios llenos de situaciones y llevo varios días buscando un dibujito como ése que me permita que tengan lógica. Anima ver que uno no es el único que sufre…
Lo peor del “Deus Ex Machina” es cuando te encuentras con productores/coordinadores/jefes en general que alegremente se entregan a él, y no consigues hacerles ver que no, que eso es trampa, que no se puede meter gol con la mano. Claro que, como ellos son los árbitros, lo dan por válido si quieren. De todos modos, el “Deus Ex Machina” es un diablillo cabrón que se te presenta tentador cuando estás desesperado dándole vueltas a algo y no hallas la solución…
Es cierto que últimamente la moda es intentar matizar moralmente los personajes “malos” para que resulten menos maniqueos, pero se hace tan mal (como con el Sam Neill de Daybreakers) que uno acaba prefierndo uno de esos malos de toda la vida que saben lo que son y les gusta, porque resultan más coherentes.
Lo de Hornby no es ni de coña un Deus Ex Machina.
Así, “Ahram”, razonando…
Bueno, llámalo si quieres “momento que permite un giro de guión importante fruto de una casualidad cuya lógica no ha sido “plantada” anteriormente (en ningún momento se alude a una posible doble vida de David) y que conduce a un resultado al que de otra manera sería imposible llegar”. Precisamente usé la definición de la Wikipedia porque es bastante amplia. Por Ej. en “Green Zone”, el mecanismo es un personaje, “Freddy”. Pero vamos, que si no crees que es un mecanismo de ese tipo me parecería interesante saber porqué. Además, cuando estás escribiendo una historia a veces discutes sobre si algún momento puede definirse así y en ocasiones ni siquiera te pones de acuerdo con tu coguionista sobre si es lógico o es por la cara. Es como lo de Avatar. Para mí no es exactamente un clásico Deux Ex Machina, pero sí que lo ha sido para muchos críticos.
Perdonen, pero An Education está basado en hechos reales y las memorias de la protagonista cuentan que fue más o menos así como ocurrió, por lo tanto… ¿Qué opciones tenía Hornby? Aquí lo cuenta la interesada (no lo lean si aún no han visto la película, spoilers a saco): http://www.guardian.co.uk/culture/2009/jun/07/lynn-barber-virginity-relationships
Cito, memyself (y lea usted): “Algunos diréis, “pero es que la vida es así”, una sucesión de hechos entre los que no existe relación de causa y efecto. Y sí, la vida es así. Pero estas películas no cuentan la vida, cuentan una historia.”
Que esté basado en un hecho real en este caso es irrelevante.
Ya, la realidad es irrelevante para valorar la película que se ha estrenado, desde luego pero sí es interesante conocerla para valorar las películas que podrían haber sido, ¿no? Es un ejercicio a lo mejor absurdo, pero que a mí me resulta divertido.
Sí, estoy de acuerdo. De hecho, tal como cuentas tú mismo un poco más abajo la “verdadera historia real”, la cosa habría cambiado notablemente y para bien. También es verdad que hay gente que tiene un don para detectar dónde está la historia para contar y otra que no. Entre los guionistas también, por desgracia.
¿Y si en vez de matar a Gordon y hacer que Kate vuelva con alguien a quien ya dejó una vez, el que muere es Jackson, sacrificándose por su familia? Iría más con la naturaleza de todos los personajes y tendría un final que, aunque no sería “happy”, sí sería épico: el héroe que lleva a la Humanidad, representada por Gordon, Kate y los niños, hasta las puertas del paraíso (la supervivencia) y que muere a las puertas.
Pues creo que hubiera sido un buen final…
Eso me recuerda a “La aventura del Poseidón”.
Ya que mencionas la serie, lo de Lost hay momentos en que ya no tiene ni pies ni cabeza…”por que sí y punto…” empieza a mosquear ya…a lo mejor soy un ingenuo pero, coño, que no me vendan la moto de que todo tiene explicación, porque esto cada vez atufa más a la mega-decepción de “Galáctica”..al final la isla será recordada como el mayor McGuffin del S.XXI…
El comentario de David a esa escena de Lost es antológico…
Una pregunta que no tiene nada que ver con el Deus Ex Machina, si se me permite. Por qué los capítulos de las series españolas duran 80 minutos? Perdidos dura 40, como casi todas las americanas, y las sitcoms duran 20-22 minutos.
He sido fiel seguidora de El Internado desde el principio. Con todos sus defectos, me parece de lo más “decente” de la ficción televisiva nacional. Sin embargo, su duración, unido a la batería de anuncios que la acompañan, en medio de la semana, se me hacía interminable. Acabé por pasarme a la web de Antena3, pero como suele ocurrir con lo que tienes siempre a mano, aún tengo pendiente de ver el último capítulo.
Digo yo, y a lo mejor me equivoco por completo, que será más fácil de mantener el interés de la acción y el del espectador en menos minutos, no? En cada capítulo de Friends se contaba una historia principal y una o más secundarias, todas con su solución en poco más de 20 minutos, y era genial. Pero claro. Friends sólo ha habido una en la historia. En mi humilde opinión.
Por cierto, no soy guionista ni mucho menos, es sólo que me encanta el cine y las series de TV, y además tengo un hijo que sí aspira a serlo. A ambos nos encanta tu blog.
Saludos.
Teresa: esto sería tema para toda una entrada que alguien acabará escribiendo por aquí, seguro. Pero resumiendo mucho: mayor tiempo de un programa en emisión = mayor “share” (o sea, porcentaje de audiencia)= mayores ingresos en publicidad. ¡Y el público -y los guionistas- que se fastidien! Ya nos gustaría a nosotros escribir episodios de como mucho 50 minutos, ya…
¡Si ahora se hacen hasta “resúmenes” de los capítulos anteriores de cinco minutos! Es demencial.
Teresa: las cadenas exigen capítulos de 70 minutos a las productoras. Al pasar de 60 minutos, pueden incorporar otro corte publicitario más, así que entre los 70 minutos de capítulo, los que a menudo se incluyen previamente de resumen, más tres o cuatro cortes publicitarios de distinta duración, empiezan la emisión a las 10 y pico y la acaban a las 12 pasadas.
A la cadena le sale más barato pagar por un capítulo de 70 minutos que por dos de 45 (que es lo que se hace en todo el mundo civilizado).
Pero vamos, que no es decisión de los guionistas ni de las productoras, sino de las cadenas españolas.
Pues gracias a los dos por la aclaración. Sigo sin entenderlo, pero si me pusiera a explicar aquí todas las cosas que no entiendo sobre la programación televisiva en España y la forma en que “funcionan” las cosas en las cadenas, me llevaría horas, jaja.
“Adaptation” parece de visionado obligado a la hora de contemplar esto. También en el libro de Daniel Tubau “Las paradojas del guionista”, hay un episodio muy interesante al respecto (y también, claro, en “El Guión” de Mckee).
Respecto a lo que insinúas de sustituir las veces el “Deux Ex Machina” por la transformación de personaje, como indicas en el caso de “An education “, en mi opinión también hay que tener cuidado con que este arco de transformación no sea muy radical y esté suficientemente justificado e integrado, o se convertirá en sí mismo en un “Deux Ex Machina” (puede que en ocasiones hasta peor). Si estoy de acuerdo en que si a la situación se le hubiese proporcionado el clímax oportuno, quizá colaría mejor.
También es verdad que ver las cosas desde fuera es mucho más fácil y “que uno sabe más que el 90% de los directores y los guionistas de las películas que ve, creer que uno lo haría mucho mejor si le dejaran y que es mucho, pero mucho más listo que todos ellos.”. Aparte de lo que concluyes posteriormente al respecto de tu propia conclusión, como se ha comentado muchas veces aquí, habría que ver cuál es la primera versión y visión del guionista y lo que luego nosotros contemplamos por pantalla.
No me parece que lo de An Education sea un Deux Ex Machina.
En primer lugar, sí se deja caer que David tiene una doble vida. No en el sentido de sacarlo con su mujer, pero su amigo discute con él, no se alegra de que estén comprometidos, le dice que no haga daño a Jenny…
Efectivamente, no te lo dicen tal cual, pero algo se insunúa.
Otra cosa es que, mientras lo estás viendo, creas que a lo mejor el amigo también está enamorado de Jenny, o algo así. Pero luego, una vez sabes el final, tiene más sentido la cosa.
>>> Pero claro, es que Jenny en realidad no quiere nada, es un lienzo en blanco.
Jenny quiere vivir bien, ver películas, conocer París, ver cuadros. Lo dice, aproximadamente, cinco veces durante la película, que tendrá sus defectos, pero desde luego no el tener a una protagonista sin motivaciones claras.
>>> queda claro que incluso aunque fuera licenciada, en esa época una mujer tenía muy pocas opciones laborales una vez terminaba sus estudios: dedicarse a la enseñanza o ser funcionaria
Por eso es tan importante la visita a la casa de la maestra interpretada por Olivia Williams, donde Jenny descubre que, aunque sin los lujos de David y sus amigos, tiene los mismos intereses que ella. La generación del personaje de Emma Thompson estudió sin otro objetivo que el conseguir un trabajo y el mero hecho de poder estudiar, de tener la oportunidad de elegir; la del personaje de Olivia Williams para conseguir un trabajo que les permitiera llevar una vida modesta pero a su gusto; la generación de Jenny dará el siguiente paso (y la persona en la que se basa la peícula acabó siendo una periodista de postín).
>>> Vamos, que la impresión que da la película es que Jenny ha vuelto a estudiar porque no le ha quedado más remedio.
Efectivamente, ha descubierto que para llevar la vida que quiere llevar, necesita estudiar.
Así un recuento rápido, que levante la mano el que, siendo rico (rico rico, de dar coraje al resto de los mortales), habría estudiado una carrera diferente, o hecho las cosas de otro modo…
Fueraparte de todo esto, es que la película se basa en unas memorias donde la escritora cuenta poco más o menos lo mismo. Que es cierto que es mejor respetar el espíritu que la letra pequeña, pero bueno, a lo mejor no es que Hornby se metiera en un sitio sin saber salir, sino que, como yo, pensó que no había tal Deus Ex Machina en la historia.
FLJ: me parece muy interesante lo que dices… ¡pero es curioso que parece que no hemos visto la misma película! Aunque creo que sí, que todo lo que dices es lo que pretende estar en la película, pero sin embargo… a mí me parece que no está bien expresado, que el guión es un quiero y no puedo constante. Por Ej. creo que la visita a la casa de la profe pretende cumplir esa función pero no llega a cumplirla porque, de verdad, nunca tuve la sensación de que a Jenny le interesara otra cosa que vivir bien, pero “bien” como vive “bien” David, no la profe. Es como tú dices… ¿qué tiene que ver “vivir bien, ver películas, conocer París, ver cuadros” con ser profe? ¡Que entonces no había vuelos baratos! Jenny acaba viviendo una vida enfrascada, por así decirlo, en el mundo de la cultura, pero no parece en absoluto la vida que quisiera vivir y en ningún momento se da un solo argumento a favor de esa vida. ¡Ella en ningún momento parece querer precisamente una vida modesta!
Pero vaya, como siempre, cada espectador ve una película diferente, completando huecos a partir de su afinidad con el material y su experiencia. Precisamente leí anoche una entrevista con la historietista Linda Barry donde decía algo así, que el 50% de una obra la ponemos siempre nosotros… y es cierto.
Se puede discutir, efectivamente, lo bien expresadas que están las ideas en la película. Lo que a uno les parece insuficiente a otro le parece sutil y a otro redundante. A mí me pareció suficiente exposición.
A mí me dio la impresión de que a Jenny le interesaba, especialmente en un principio, la cultura, los conciertos, los cuadros… En un estilo quizás un poco novelero, propio de una adolescente, pero había un interés. Claro, luego se encuentra con esos dos vividores, y a todo lo bueno se acostumbra uno, que no somos tontos.
La visita a la casa de la profesora le demuestra que se puede ser eso, una profesora relativamente humilde, y que aún así te guste el arte, la música, tener una casa bonita. “Son sólo postales y láminas”, le responde, pero al menos ha servido para demostrar que hay un punto intermedio entre David (pegarse la vida padre, pero con medios más bien poco honrados) y la del personaje de Emma Thompson o incluso como sus padres (que a ella le parecen dos muertos en vida): tener un trabajo honrado, de los de currar mucho, pero que te permita disfrutar de las cosas que te gustan (aunque no tengas prerrafaelistas en tu salón), e ir a París después de ahorrar mucho (y no cuando te sale de los huevos).
Que probablemente en aquella época, especialmente para una mujer, esa tercera vía no era una opción muy clara, por mucho que ahora nos parezca trivial.
PD: En el caso de Linda Barry, puede que la aportación propia suba a un 75% o así (gustándome mucho Linda Barry).
Antes de nada, enhorabuena por el post. Sin desmerecer a los demás, encuentro tus posts de lo más interesantes.
Ayer vi “Green Zone” y casualmente pensé en este tema por motivos que, para no desvelar nada de la historia, doy por hecho después de leerte en algún comentario, que ya sabes cuales son (aunque advertiría a los que la quieran ver que no sigan leyendo por si son muy avispados y les estropeo algo).
Mi duda estaba en que si un personaje es el detonante de una situación fundamental en el desarrollo de la historia (reunión iraquíes), si tiene un papel en ciertos conflictos pequeños que sirven para aportar información sobre el ambiente que se vive en la película (soldados-libro) y deja expresamente clara desde un principio su opinión sobre un personaje, ¿es realmente un Deux ex machina?. A la vista está que sin él la historia no sería la que nos cuentan, de hecho no habría película. ¿Es lícito que ese personaje siendo tan imprescindible actúe así sin que pensemos que es un recurso fácil, un Deux ex machina? No sé si por todo eso se puede ganar o merecer, que asumamos esa forma de actuar.
Quizás habrían hecho falta un par de secuencias en las que hubieramos visto claramente, sin tapujos, insertando ese conflicto más claramente en el personaje y en la historia, que “eso” podría ser una opción. En ese caso, ¿lo considerarías un “Deux ex machina”? Igual habría sido más redondo y habría aportado más tensión ¿no?.
Me he llevado una pequeña decepción con la película. Como con Shutter Island, esta película se la das a otro director y te hace una mediocridad. Su oficio la eleva mínimamente pero tiene un guión muy básico, no termina de mojarse del todo y no tiene ninguna secuencia antológica como la persecución en la estación de Waterloo de “El ultimatum de Bourne”.
Me estoy extendiendo mucho pero quería compartir contigo un caso que siempre me ha parecido curioso y no sé que pensar. Se trata de la peli de Will Smith “Enemigo Público”. Al inicio se plantea una situación relacionada únicamente con la profesión del protagonista y que está al margen del conflicto que se desarrollará después, por lo que pronto lo olvidamos por completo al no tener ninguna relación con la trama. En cambio, llegado el final vuelven a recurrir a ella para cerrar la historia. No sé si sabes a qué me refiero porque no estoy siendo claro por no spoilear pero, ¿eso es tener un morro impresionante o, de simple que es, es perfecatmente lícito?. Supongo que el guionista debió estar muy tranquilo escribiendo lo que se le antojara en el segundo acto de la historia, sabiendo que ya tenía preparado el tercero desde el minuto 5 de la película.
Un saludo y gracias por compartir tu tiempo con nosotros.
Javi
En Green Zone me faltó información para comprender a Freddy… y casi todo lo que hace. Es el verdadero Bourne de la película, cojo y todo, como corre el tío, y consigue mas cosas que todos los agentes de la CIA. De haber metido esas dos secuencias que dices probablemente habría funcionado mejor. En este caso, creo que la ambigüedad va a la contra de la película. Y es cierto que no hay ninguna gran secuencia de acción. Mucho barullo y poco más.
Y ah, lo de Enemigo Público me parece lícito, aunque vi la película hace mucho, así que puedo estar equivocado.
Una puntualización: creo que es “Deus (con S) ex machina”.
Joer, claro, si lo tengo puesto bien con s también en el texto… ahora mismo lo corrijo… ¡gracias! Menudo desliz…
No te preocupes David a todos nos pasa, el otro día El Pianista me “montó la pelea” por las dos F en el Making jajjaj.
No te olvides que me debes un Post sobre los guiones para programas de entretenimiento.
A mi también me gustó Superman Returns… ¡¡Creí que era el único!!
Después de todo lo escrito por FLJ no quiero aburrir reiterando argumentos, pero David, para una vez que no estoy para nada de acuerdo con el contenido de estos estupendos artículos que te marcas, no puedo dejar de pasar la oportunidad de expresarme.
Para mí “An Education” no es un bodrio ni una película conservadora, por la sencilla razón de que me lo pasé en grande viéndola. Y cuenta muchas más cosas de las que parece. Por ejemplo: Jenny renuncia a vivir con David, pero lo que ha aprendido con él también es parte de su educación y, gracias a eso, valora de otra forma estudiar en Oxford. ¿Habría sido feliz si se hubiera ido a vivir con él, o con otro David que no fuera tan mentiroso? Probablemente. O no. Eso es la vida: gente que se cruza contigo, a unos los sigues y a otros no. En su primera visita a Emma Thompson, yo asentía mentalmente a los argumentos de Jenny: tienes razón, le decía, deja esa escuela y aprende de la vida. Y un rato después, cuando vuelve a verla, ahí estaba yo diciendo: tienes razón, eras una estúpida cuando le dijiste que querías marcharte.
Sobre la película flota una inquietud permanente: de alguna manera, como espectador sabes que David no puede ser trigo limpio, y realmente es una información que tarda en aparecer. El tan manido asunto de que una chica se enamore de un hombre que no le dice que está casado hay que resolverlo de alguna manera: aquí lo hacen a la clásica, plantándolo cuanto antes (en su primer viaje en el coche, cuando la lleva con el Cello, qué maravillosa escena, él saca el tabaco de la guantera en el primer plano corto de la película, de esos que cualquier guionista registra porque sabe que anuncian la sorpresa de más adelante).
Gracias a David, o por su culpa, se reconcilia con sus padres, o al menos su padre se disculpa ante ella. Y gracias a que ha sido engañada, probablemente Jenny tardará mucho tiempo en dejarse engañar. La Jenny del principio piensa que su profesora es una monja; la del final, la envidia. En fin, podría seguir, pero se me empieza a notar cuánto me gustó la película.
Y sobre que Avatar no tiene Deus ex machina… dejémoslo para un largo café. Por cierto, ¿alguien me puede explicar desde cuándo los hombres de azul habían aceptado entre ellos a Sigourney Weaver?
Enhorabuena. No sé de dónde sacas el tiempo.
Je… ya digo que es curioso cómo percibimos cada uno las películas… ¡al final vais a hacer que me replantee mi opinión sobre ella! Aunque creo que no, porque aunque veo que todos los factores de los que habláis están ahí… para mí el resultado de la suma no es el mismo, vuestros 10 para mí no son más que 2 y 3. Para mí no significan lo mismo las cosas. Creo que me pesa mucho lo poco que me interesa Jenny como personajes. O lo poco que la entiendo, no sé. Porque que David no sea trigo limpio a ella le da igual. El problema es su matrimonio (el impedimento), no que robe, engañe y estafe como forma de vida. Y la relación con la profesora (aunque entiendo la intención), me parece infraescrita. Es casi inexistente. Pero oye… ¡me alegro de que os gustara! Desde luego os cundieron los 8 euros más que a mí.
Respecto al tiempo… llevo currando desde las ocho de la mañana y aún no he terminado… pero la semana que viene me tomo unas vacaciones… ah, no, que tengo entrega… bueno, pues ya se verá.
Vamos a ver… ¿Y si el David del que se enamora Jenny fuera un robot? Ella no lo sabe y nosotros lo descubrimos al final del segundo acto, cuando se quema la piel con el mechero y se le ven los cables. ¿Te gusta más? A veces, el gusto personal por una clase de historia determina tu visión de los aciertos y fallos del guión.
(Y debe ser que la Semana Santa impone calendario de entregas, estamos todos insomnes, carajo)
Si te consuela, no he dejado ningún comentario porque si no fuera porque no recuerdo haberlo hecho, diría que tu texto sobre “An education” lo he escrito yo, así que no tengo nada que añadir.
Carlos: ¡como si David fuera un marciano! Creo que me hubiera dado igual. Seguiría sin creerme que Jenny quiere estudiar o que esa vida que le propone la profesora significa algo para ella. Y oye, que yo soy muy de dramones e historias de amor “normales”… me encanta Nick Hornby, he leído todos sus libros (¡hasta las recopilaciones de sus reseñas literarias!) y fui a verla convencido de que al menos me iba a interesar. Con todo lo que se estrena cada semana, si vas a ver algo es porque crees que al menos tiene posibilidades de gustarte.
Es muy recomendable contrastar An Education con el relato de Lynn Barber para ver hasta qué punto el guión es fiel a lo ocurrido -o a lo narrado por Barber.
Lynn Barber on her liaison as a 16-year-old with an older man | Culture | The Observer
Desde mi punto de vista, Hornby debería haber explotado las zonas grises de la historia (resulta que la chica no estaba tan colada por David y sí fascinada por el amigo de éste y por su pareja). Sin embargo, lo de la guantera parece bastante fiel -o la anécdota del plátano, criticada por mucha gente por su inverosimilitud.
Particularmente, disfruté muchísimo de la película y coincido bastante con Carlos López, así que dejo a otros la tarea de sacarle punta.
ddaa: ese es un tema interesante, me refiero a lo de la guantera. Que algo sea real, que haya ocurrido de verdad, no quiere decir que sea verosímil o realista. Como sabemos todos a los que alguna vez nos ha tocado adaptar una historia real. A ver si tengo un rato hoy y puedo echar un vistazo al link que has mandado. Gracias. No, si al final sí que le estoy sacando partido a la entrada que pagué por ver “An Education”… A veces me resulta más divertido pensar en algunas películas que verlas. Y éste está siendo uno de esos casos.
¿Sabéis que llegó a rodarse y montarse un final alternativo? Jenny iba a Oxford, pero una vez allí aparecía David con su coche, intentando pedir perdón y recomenzar la historia. Y Jenny le daba un desplante: ya estaba en otra cosa. En la película, eso se nota, han hecho un remiendo final, con su voz en off y todo, porque esta escena era lo más anticlimax que se te puede ocurrir.
Esto para que veáis que no solo hablo bien de la peli :) Y David tiene toda la razón: que una anécdota sea real no quiere decir que sea verosímil (casi nunca lo son) y mucho menos que esté garantizado que funcione. Cuando adaptas un caso real tienes que armar mucho más la estructura y los personajes para concentrarlos en tu hora y media (o lo que sea). Y es que, claro, la vida no sigue las reglas que nosotros seguimos para tratar de contarla.
Por si alguien tiene más curiosidad, y ya puestos a seguir dándole promoción a “An Education”, este es un interesante artículo de Hornby sobre el proceso de adaptación de la historia:
http://www.elcultural.es/noticias/CINE/213/Nick_Hornby_y_An_Education_el_idilio
,. Muy interesante el texto de Lynn Barber. Pero… me temo que apoya más mi punto de vista sobre la peli que el de sus fans (¡lo siento, Carlos!). Creo que la Lynn real contada tal cual habría sido un personaje mucho más interesante (y comprensible) que el de la película. Y lo que cuenta es una historia mucho más interesante y compleja. Claro que de haberla contado la película a lo mejor no habría sido ni mucho menos tan “luminosa” y comercial…
Las diferencias entre el guión y la realidad que más me han llamado la atención son las siguientes:
-Lynn amaba apasionadamente sus estudios. No era una empollona (o sea, alguien que saca buenas notas a base de tesón y memoria, aunque no le importe lo que estudie) sino una verdadera “friki”. En el momento en el que conoce a Simon (David en la película), Lynn estaba fascinada con Albert Camus y pasaba una etapa “existencialista”. Tenía muy, muy claro, que lo que más quería en la vida era estudiar en Oxford.
-Simon era poco agraciado y tenía verdaderos problemas para comunicarse con Lynn.
-En todo momento, Lynn tiene claro que su relación con Simon no va a llegar a ninguna parte. No es una ingenua. Ambos se utilizan el uno al otro. Se aportan algo que el uno no tiene. Juventud y energía a cambio de dinero.
-Su relación sexual es un desastre, casi inexistente.
-Lynn aguantó todo ese tiempo con él (mucho más del que sugiere la película), por dos razones: le gustaba la vida que le permitía estar con él (los viajes, los hoteles, etc.) y, sobre todo, porque estaba enamorada de su amigo Danny y de su novia Helen. De hecho, a Lynn le resultaba más fácil hablar con Danny, con el que compartía muchas cosas, que con Simon.
-Desde casi el principio, Lynn intuyó que la vida de Simon era una completa mentira, pero le dio igual porque le compensaba estar con él. Y sobre todo, porque nunca se lo tomó en serio.
-Cuando Simon le pide a Lynn que se case con él, ella le rechaza. Se lo toma a risa. Pero se lo cuenta a sus padres y ellos le dicen que “no necesita ir a Oxford si tiene un buen marido”.
-Lynn acepta casarse con Simon tras una discusión con la directora del colegio. Para desafiarla, le dice que se va a casar, y luego ya no puede echarse atrás. Le pierde su temperamento. Es una bocazas. No una ñoña.
-Cuando Lynn encuentra las cartas que demuestran que Simon está casado lo hace por una razón totalmente distinta a la de la Lynn del cine: quiere encontrar algo que le permita librarse de su compromiso con Simon de forma que nadie la culpe por ello. Al abrir la guantera tiene una idea bastante clara de que dentro puede haber algo que le venga bien. No es algo casual. Eso sí, busca el empate y mete una goleada.
Pero así, por fin Lynn consigue librarse de Simon y hacer realidad su sueño.
Como veis, tiene más que ver con la película que eché en falta cuando la vi que con la que se rodó. Esta Lynn es un personaje, me parece, mucho más interesante.
Y también su historia.
Pero ya digo que lo mismo no hubiera resultado tan comercial. 8 años parece que estuvo Hornby reescribiendo el guión para conseguir la financiación. ¿Cuántas concesiones tendrían que hacer para lograr rodarla?
Acabas de pulsar la tecla de un temazo, David. Las concesiones. Esa horrible palabreja que retrata al artista puro que se deja pervertir. En teoría, sobre todo desde fuera de la profesión, se trata de una frontera que nunca debería cruzarse, o que solo cruzan los que se dejan comprar. A mí me parece que, en la práctica, es mucho más complicado.
Una película, hasta la más pequeña, cuesta mucho dinero y hay que convencer a mucha gente. Tú tienes una historia (tuya o de encargo) y una propuesta sobre la manera de contarla. Todo el mundo opina y, sobre todo, opinan los que tienen que poner dinero. A menudo (porque todavía no hay nadie más con quien discutir) está en tu tejado la posibilidad de que el proyecto siga adelante. Parece que todo depende de que cambies la profesión del protagonista, elimines aquella escena escabrosa o añadas humor, no sé. Las concesiones.
Las hay, simplificando, de dos tipos. Primero, aquellas propuestas que te hacen y que de manera evidente cambian el sentido de la historia, la distorsionan, la embrutecen. A estas hay que negarse, claro. Mejor si el proyecto se queda en un cajón, y esto cuesta aprenderlo. Y si cedes, quizá porque es un encargo y decides digamos despersonalizar tu intervención, pues lo haces a conciencia: hay mucha gente dispuesta a vender lo que sea con tal de que se lo compren, y no tengo nada contra ellos.
Pero después están las demas “concesiones”, un terreno más turbio e irreconocible. El proceso de puesta en marcha de un proyecto puede durar años. Tienes que convencer a mucha gente de que merece la pena. Los que opinan te plantean dudas sobre tu guión, secuencias que no entienden, zonas oscuras… También lo hace el director, el más inseguro de todos aunque a veces trate de aparentar lo contrario, el más ansioso porque llegue el momento del primer claquetazo. Y claro, te hacen dudar. ¿Estaré equivocado? ¿Se contará mejor como dicen ellos? Cambias tus propuestas, haces transacciones (no las identificas como concesiones, al menos en ese momento), con el convencimiento de que mejora la historia, de que llegará a más gente, incluso aunque no busques un éxito masivo quieres que la película funcione como tal. En fin: ningún guionista se ha librado de esto. Y sólo al final, cuando ves la película, eres consciente de que quizá se te fue la mano, que has abaratado el producto. Un guionista debe tener las ideas claras, pero a menudo es el único que se plantea todas las preguntas, el más escéptico, el que más dudas tiene.
Quizá Hornby ha adaptado el material siguiendo su instinto, y también dejándose aconsejar por los que tenían la llave del dinero. Nunca hay que olvidar que cuando hablamos del guión de una película, en realidad no estamos hablando del guión, sino de lo que ha quedado de él una vez disuelto en la película.
En fin, este rosario de répllicas te da idea de lo interesante que ha sido tu post. Púlsame el stop si empiezo a aburriros.
N
Excelente comentario el de Carlos López.
Recuerdo una vez un cartel con una cita de un cineasta irreprochable:
“La necesidad de comer no excusa la prostitución del arte”
Alguien escribió por debajo de la cita…“Pero hay que comer, Buñuel”
Honestidad o Cinismo?
Me encanta tu alusión a “Perdidos”, es mi argumento favorito cuando discuto con los fanáticos seguidores del timo del siglo.
Lo que pasa con “Perdidos” es que sus creadores (que de tontos no tienen un pelo) crearon desde el principio un universo que legitimaba el Deus ex machina, por lo que desde entonces tienen barra libre.
No entiendo como su público entró en la propuesta (eso de que “al espectador siempre le molesta el uso del DEM habría que revisarlo, visto lo visto) pero creo que es evidente que se ha vuelto en su contra, que es lo que suele pasar cuando las copas son gratis e ilimitadas.
Como fanática seguidora, entiendo lo que dices, pero no lo comparto. Perdidos me gusta tanto, que hasta le perdono que me engañe y que pueda llegar a ser incoherente. Desde la primera temporada sé que algunas cosas nunca tendrán explicación, y a mí me gustan especialmente las historias bien atadas y sin cabos sueltos, pero en este caso me revuelvo contras mis propias creencias. Perdidos tiene una calidad como serie irrebatible, sus personajes son carismáticos amén de atractivos, física y psíquicamente, y logran, aún a estas alturas, que en cada capítulo me quede boquiabierta un par de veces.
Disfruto viéndola, esa es la cuestión, y por eso le perdono cualquier cosa.
Carlos, lo que tenías que hacer es escribirte un artículo con todo eso. Muy interesante.
memyselfandenglish: a lo mejor deberías leerte el texto que he escrito por ahí arriba explicando las (muchas e importantes) diferencias entre la película y la realidad. Adaptar un hecho real nunca consiste en contarlo tal cual.
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Respecto a An education, yo me postulo junto a Carlos y FLJ. Y me gustaría recordar una escena que habeis pasado por alto… me parece que es justo antes del encuentro de Jenny con David. Empieza a llover y Jenny presencia a una madre que cruza la calle mientras lleva de la mano a un niño de corta edad y a la vez empuja un carrito de bebé. La cámara se detiene en este cuadro lo suficiente para que ahorayo pueda pregunatrme: ¿es la mujer de David que luego conocemos o se trata sólo de uno de los posibles futuros de nuestra protagonista? En cualquier caso opino que no hay deus ex machina. Que no te guste la resolución de la guantera, perfecto; pero todas las opciones y los posibles finales estaban contados antes.
Saludos.
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