Por Daniel Castro (Guionista en Chamberí)
Querido amigo imaginario, sé que estás en paro porque hemos intercambiado mensajes últimamente. Tú me comentabas que habían cancelado tu serie y pedías, con humor, que te tuviera en cuenta si me enteraba de alguna oferta de trabajo. Yo te contesté, también intentando un par de chistes malos, que te tendría en cuenta, por supuesto, pero que… yo también estaba en paro desde hace unos meses y que, realmente, no tenía perspectiva alguna de encontrar trabajo.
Las cosas no están del todo bien en nuestro sector. No lo están en ninguno. Vivimos en una época algo revuelta. El paro crece hasta niveles espectaculares y nadie parece tener claro qué hay que hacer para arreglarlo. Casi todos los que ofrecen soluciones han tenido mucho que ver en la creación de los problemas.
Los medios de comunicación, con su tendencia a informar, sobre todo, de los hechos más espectaculares y negativos, amplifican las malas noticias con algo que se parece sospechosamente al regodeo. Esta semana se hablaba del impresionante desplome de nuestra bolsa. De la posibilidad de que nuestro país entrara algo llamado el ojo del Huracán, donde, al parecer ya está Grecia.
Además del aumento del paro, en los últimos meses se han desplomado prácticamente todos los mercados, financieros o no. Da igual dónde hayas metido el dinero, ahora mismo es difícil que puedas recuperar lo invertido. Los guionistas, como casi todos los que trabajamos en este sector, alternamos periodos de trabajo con épocas de paro bastante largas. Acostumbrados a estos vaivenes, tal vez estamos un poco mejor preparados que los trabajadores de otros sectores para afrontar la incertidumbre pero, lamentablemente, esta crisis ha penalizado a los más prudentes y ahorradores. Si invertimos el dinero que ganamos en aquella serie en comprar acciones, vendiéndolas ahora mismo posiblemente obtendríamos mucha menos pasta de la que metimos en su momento. Si, en vez de en acciones, la invertimos en pagar parte de una casa, seguramente tenemos la impresión de que esa vivienda tardará muchísimo tiempo en volver a costar lo que estamos pagando por ella. Esto se llama efecto pobreza (contrario del efecto riqueza): no es que tengamos menos dinero que antes, pero, eso sí, tenemos la sensación de que, para recuperar esa cantidad tendremos que esperar mucho tiempo. Esta percepción nos condiciona en nuestros gastos incluso aunque las condiciones objetivas de nuestra vida apenas hayan cambiado (por ejemplo, si seguimos manteniendo nuestro empleo con el mismo sueldo).
Si la situación es grave en todos los sectores, en el audiovisual, hay, si cabe, una sensación de aún mayor precariedad. Han coincidido una serie de factores propios casi de una tormenta perfecta.
Empecemos por la tele. Ahora mismo, el modelo de televisión privada que, desde hace 20 años, y pese a muchísimos defectos, ha permitido impulsar la ficción nacional y, de paso, la profesión de guionista hasta unos niveles nunca vistos en España, está en crisis. La crisis económica general (con la caída de ingresos publicitarios), el inminente apagón analógico y la introducción de la TDT además de la eliminación de la publicidad en la televisión pública, han convulsionado el status quo.
Las audiencias de las cadenas privadas, que ya iban a la baja, se han resentido con la competencia de esta nueva TVE sin publicidad, afectando a su valor en bolsa y haciendo cada vez menos rentables las producciones de ficción propia. En audiencia, las grandes beneficiadas por este doble movimiento han sido la televisión pública y las cadenas de TDT. Sin embargo, por el recorte presupuestario de la primera y el pequeño tamaño de las segundas, estas cadenas apenas van a producir series de ficción próximamente, al menos no series como las que se han realizado en los últimos años.
Por si hiciera falta añadir algo más de incertidumbre al conjunto, las cadenas privadas, debido en gran parte a la crisis económica (caída de ingresos publicitarios) y las desmesuradas inversiones realizadas en tiempos de bonanza, han entrado en un frenético proceso de fusiones y cambios de directivos. Por asentada que esté la serie en la que estés trabajando, seguramente ya te está tocando sufrir las consecuencias de todo esto. Pero aún hay más, la súbita decisión de eliminar la publicidad de TVE se “paga” con un canon cobrado a las empresas de telecomunicaciones. Pues bien, este modelo de financiación está siendo investigado por la Comisión Europea. Es decir, que existe la posibilidad de que, cuando estemos acostumbrándonos a un nuevo modelo… éste vuelva a tambalearse. Toma incertidumbre.
Si el panorama televisivo suena mal, el del cine es aún peor. A la ya clásica dificultad de muchas películas españolas para conectar con el público, es decir, a financiarse por la taquilla, se unen unos cuantos problemas más. Vamos por partes: la orden ministerial que desarrolla la ley del Cine está siendo muy discutida ya que, según los críticos, pone en peligro la subsistencia de la “clase media” del cine español. Las quejas sobre la financiación obligatoria del cine por parte de las cadenas de televisión privadas siguen cuestionadas por éstas. Si le sumamos además la proliferación de descargas de Internet (cada vez más rápidas y más alejadas del “intercambio de archivos”), las dudas sobre la nueva ley que tratará de regularlas y la puesta en cuestión casi diaria de los derechos de autor, de su modelo de su gestión y de las entidades que los gestionan, nos encontraremos con que prácticamente todas las vías de ingresos del cine español y sus profesionales están estranguladas o a punto de estarlo.
Bien, hasta aquí el repaso del negro panorama, de la tormenta perfecta.
Como imagináis, no estoy escribiendo este post para conseguir que mi imaginario colega en paro se lance al vacío desde el Viaducto. No es mi intención conseguir un puesto de trabajo por eliminación de todos los demás guionistas. Lo que he escrito hasta ahora es un diagnóstico de la situación, tremendo pero no tremendista. Creo que cualquier colega razonablemente informado puede llegar a conclusiones parecidas a las que acabo de exponer.
Sin embargo, este viernes, después de escuchar a Juan José Millás quejarse en la radio del mensaje catastrofista de los medios y, sobre todo, después de ver la película “Up in the air” de Jason Reitman, me pareció ver un poquito de luz en todo este negro panorama. Me gustaría hablaros sobre esto la semana que viene. Espero que todos sigáis ahí, que nadie haya decidido acabar con su vida antes de que publique la continuación de este post. Aunque sólo sea por leerme, por favor, aplazad momentáneamente esa decisión. Creo que merecerá la pena.
Muy bien, Sherezade, esperaremos con el vasito de cianuro en el frigorífico.
Creo que fue Roosevelt quién dijo eso de “Sólo hay que tener miedo al miedo”. Y luego ya sin él, si la cosa sigue sin solución, disponer siempre de unos ahorros por si hay que comprar una “pipa” de segunda mano, para que cada uno la use según crea.
Huy, me ha gustado mucho esta carta. Está muy bien escrita. Sin pretender impresionar a nadie, consigue que te adentres en ese mundo algo revuelto donde se analizan algunos puntos importantes a la hora de focalizar el tema que nos afecta.
Lo que no entiendo es cómo un guionista que a mi entender es muy bueno (lo intuyo), puede estar en paro. Será la crisis, pero no te apures, por muy larga que sea la tormenta, siempre sale el sol para los que saben esperar…
Tengo una idea de guión televisivo (y algún capítulo escrito) pero no encuentro tu correo en esta página. Ahí te dejo el mío, donde el comentario.
Un abrazo
Ajá, y ahora es cuando nos intentas liar para una estafa piramidal.
No. Esto es una estafa trapezoidal.
años oscuros y convulsos. espero que podamos renacer cual ave fenix. pero antes que nada tendremos que prendernos fuego.
jajajajaj. Eso, una estafa… En fin, no te culpo. ¿Quién ofrece nada en estos tiempos sin otra intención que la de colaborar?…
Un abrazo sin guión.
Yo también creo que esto pasará, porque al final todo va por ciclos, pero es cierto que ahora mismo la luz al final del túnel ni la intuimos.
Y yo, teniendo un trabajo bastante cutre, al menos puedo dar gracias de tener uno y que tenga que ver con la televisión. El tema es que la crisis está generando paro, pero además también está empeorando notablemente las condiciones laborables. Con la excusa de poder mantenerte en tu puesto de trabajo te bajan el sueldo, te racanean horas o te piden que hagas milagros sin recursos para ello. Es normal en esas circunstancias que, como se señalaba el otro día en la tele, 8 de cada 10 personas quieran cambiar de trabajo, porque en general el ambiente laboral está también lleno de incertidumbre y cosas que han costado mucho tiempo conseguir se están desmoronando a pasos agigantados “para poder mantener tu puesto de trabajo” (pagas extra, horas extra remuneradas, subidas salariales a principios de año, contratos indefinidos y no temporales o en prácticas…).
Lo que más rabia me da es que los causantes de todo este desastre sólo ven solución en acentuar aquellas cosas que han llevado a esta situación: precariedad laboral, temporalidad, bajos sueldos y seguir invirtiendo en burbujas económicas que sabemos que son insostenibles a medio-largo plazo.
Eso sí, siempre nos quedará nuestra imaginación ¿eh? Pufff.
Pingback: VUESTRAS PELÍCULAS DE 2010 « Bloguionistas
Los comentarios están cerrados.